Por Javier Echeverría
J Echeverría es miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y autor de "Telepolis"
E-Mail:
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. ¡Prohibido Pasar! Internet está llena de fortalezas telemáticas
Internet es una red horizontal y abierta, pero en ella también hay zonas cerradas y jerarquizadas, que ocultan su estructura mediante paredes y cerraduras digitales.
En el argot se habla de bastiones electrónicos, que reproducen las fortalezas telemáticas que los servicios de inteligencia y los Altos Mandos mantienen en Milnet, así como las cámaras criptológicamente acorazadas que utilizan los grandes bancos en Telépolis. Conforme la ciudad global va tomando forma, el ciberespacio va siendo urbanizado, lo cual implica la aparición de auténticos castillos digitales, conectados a Internet por puentes levadizos que conducen a cerrojos y controles de acceso tan "pesados" que sólo pueden ser descorridos por varias personas, en el caso de la máxima protección criptográfica. Internet mantiene sus espacios públicos, pero también va integrando espacios privados cuyos servidores no sólo son porteros o mayordomos electrónicos, sino auténticos centinelas digitales. Las Intranets actuales expresan la presencia creciente de los empresarios y comerciantes en la red mundial, y por tanto la aparición de nuevos valores: competitividad, seguridad, propiedad, ocultamiento, rentabilidad, jerarquía, etc. Suele decirse que la cultura digital es una cultura descentralizada, libertaria y multiforme, lo cual es cierto. Pero no hay que olvidar que conforme el ciberespacio se vaya transformando en la ciudad de los bits de la que habla Mitchell, las costumbres, las actividades y los valores irán siendo mucho más diversos y plurales. Además de las telecasas abiertas que abundan en la red, en los próximos años proliferarán otros edificios electrónicos, diseñados conforme a valores muy distintos de los que hasta ahora han predominado en la red. Son los inconvenientes, pero también las ventajas del crecimiento. El ciberespacio debe tender a constituirse como una ciudad franca que funcione electrónica y digitalmente por encima y por debajo (satélites y cableados) de las ciudades y Estados actuales. Ello implica que todo ser humano que quiera instalar sus reales (¿o "sus virtuales"?) en la red tiene derecho a hacerlo. También los empresarios y los comerciantes, como ahora sucede. El ciberespacio perderá algo de su aura romántica, pero podrá generar su riqueza propia. Esto último es condición sine qua non para que pueda seguir creciendo en usuarios mientras adapta sus infraestructuras a su vertiginoso crecimiento y sobrevive cambiando. |
¡Warning! .Los "firewalls" impiden el acceso a usuarios no registrados.
"En Internet hay espacios cuyos servidores no sólo son porteros sino auténticos centinelas digitales"
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J Echeverría es miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y autor de "Telepolis"
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. ¡Prohibido Pasar! Internet está llena de fortalezas telemáticas
Internet es una red horizontal y abierta, pero en ella también hay zonas cerradas y jerarquizadas, que ocultan su estructura mediante paredes y cerraduras digitales.
En el argot se habla de bastiones electrónicos, que reproducen las fortalezas telemáticas que los servicios de inteligencia y los Altos Mandos mantienen en Milnet, así como las cámaras criptológicamente acorazadas que utilizan los grandes bancos en Telépolis. Conforme la ciudad global va tomando forma, el ciberespacio va siendo urbanizado, lo cual implica la aparición de auténticos castillos digitales, conectados a Internet por puentes levadizos que conducen a cerrojos y controles de acceso tan "pesados" que sólo pueden ser descorridos por varias personas, en el caso de la máxima protección criptográfica. Internet mantiene sus espacios públicos, pero también va integrando espacios privados cuyos servidores no sólo son porteros o mayordomos electrónicos, sino auténticos centinelas digitales. Las Intranets actuales expresan la presencia creciente de los empresarios y comerciantes en la red mundial, y por tanto la aparición de nuevos valores: competitividad, seguridad, propiedad, ocultamiento, rentabilidad, jerarquía, etc. Suele decirse que la cultura digital es una cultura descentralizada, libertaria y multiforme, lo cual es cierto. Pero no hay que olvidar que conforme el ciberespacio se vaya transformando en la ciudad de los bits de la que habla Mitchell, las costumbres, las actividades y los valores irán siendo mucho más diversos y plurales. Además de las telecasas abiertas que abundan en la red, en los próximos años proliferarán otros edificios electrónicos, diseñados conforme a valores muy distintos de los que hasta ahora han predominado en la red. Son los inconvenientes, pero también las ventajas del crecimiento. El ciberespacio debe tender a constituirse como una ciudad franca que funcione electrónica y digitalmente por encima y por debajo (satélites y cableados) de las ciudades y Estados actuales. Ello implica que todo ser humano que quiera instalar sus reales (¿o "sus virtuales"?) en la red tiene derecho a hacerlo. También los empresarios y los comerciantes, como ahora sucede. El ciberespacio perderá algo de su aura romántica, pero podrá generar su riqueza propia. Esto último es condición sine qua non para que pueda seguir creciendo en usuarios mientras adapta sus infraestructuras a su vertiginoso crecimiento y sobrevive cambiando. |
¡Warning! .Los "firewalls" impiden el acceso a usuarios no registrados.
"En Internet hay espacios cuyos servidores no sólo son porteros sino auténticos centinelas digitales"
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